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Colombia es el único país signatario de América Latina que está pendiente de ratificar la Convención sobre Municiones en Racimo, después de que Paraguay se convirtiera en el país número 91 en sumarse al tratado mediante el depósito del instrumento de ratificación ante el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.

Con este acto, el pasado 12 de marzo Paraguay se comprometió a prohibir el uso y almacenamiento de municiones en racimo, garantizar la atención y rehabilitación de los supervivientes, así como limpiar las áreas contaminadas por estos artefactos.

“La ratificación de Paraguay sitúa a América Latina un paso más cerca de convertirse en una región libre de municiones en racimo”, aseguró Héctor Guerra, representante en México de la Coalición contra las Municiones en Racimo (Cluster Munition Coalition).

“América Latina solo será libre de estas armas indiscriminadas cuando Colombia ratifique la Convención sobre Municiones en Racimo y Argentina, Brasil, Cuba y Venezuela se adhieran a ella”,  agregó Guerra.

Bombas de racimo en un campo de olivos © Copyright Simon Conway
Bombas de racimo en un campo de olivos © Copyright Simon Conway

Colombia firmó la Convención sobre Municiones en Racimo (Dublín, 30 de mayo de 2008) en diciembre de 2008 y en noviembre de 2009 el país anunció la destrucción de sus reservas. Desde esa fecha el Estado colombiano también ha indicado que no retiene ninguna clase de munición ni para propósitos de entrenamiento ni de investigación.

Mediante la Ley 1604, promulgada en diciembre de 2012, el Congreso colombiano aprobó el texto de la convención, el cual a su vez fue declarado exequible por la Corte Constitucional en 2013.

Este procedimiento interno deja a Colombia ad portas de la ratificación, a falta de depositar dicho instrumento en Naciones Unidas para que el contenido del tratado sea una obligación para el Estado colombiano.

Aún así, el presidente del país, Juan Manuel Santos, aún no ha anunciado una fecha de entrega de dicho documento ante el secretario general de Naciones Unidas.

En el plano internacional, el acto de depósito del instrumento de ratificación por parte de un Estado escenifica el consentimiento de someterse a las disposiciones de un tratado.

A partir del depósito, el Estado colombiano estaría obligado al cumplimiento sin reservas y de buena fe de todas las obligaciones estipuladas en el texto del acuerdo.

No obstante lo anterior, el no depósito no exime de obligaciones a los Estados signatarios de un tratado internacional. En el transcurso de los trámites de carácter interno el Derecho Internacional (Convenio de Viena de 1969) establece la obligación del Estado de abstenerse de realizar actos susceptibles de frustrar el objeto y el fin de un tratado.

Por ello, solicitamos al presidente Juan Manuel Santos depositar el instrumento de ratificación de la Convención en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, para culminar el proceso y que el tratado sea plenamente efectivo en el país.

Hasta la actualidad, 116 Estados se han unido a la convención, de los cuales 91 ya son Estados parte y 25 son signatarios que aún no la han ratificado, siendo Colombia el único de América Latina.

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