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La iniciativa busca que se prohíba de forma preventiva las armas robotizadas que tienen la capacidad de seleccionar y atacar objetivos sin ninguna intervención humana.  Esta campaña es impulsada por una coalición internacional de organizaciones no gubernamentales, entre ellas la CCCM como parte del SEHLAC, que ven con preocupación las implicaciones que podría  tener el uso de estas armas.

La Campaña busca una prohibición preventiva e integral sobre el desarrollo, la producción y el uso de las armas totalmente autónomas – también llamadas robots asesinos. Para ello se requiere la adopción de un tratado internacional así como controles  de las legislaciones internas y otras medidas legales.

La premio nobel de Paz Jody Williams, quien también comenzó y lideró la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersonal, aseguró que “dejar que las decisiones sobre la vida o la muerte sean tomadas por máquinas es cruzar una línea moral fundamental y representa una aplicación inaceptable de la tecnología” y agregó que “el control humano sobre las armas es esencialmente para proteger a la humanidad sobre un nuevo método de guerra que nunca debemos permitir que exista”

Durante la década pasada el uso generalizado de vehículos y artefactos armados no tripulados o “drones” ha cambiado las dinámicas de la guerra de forma sustancial, lo cual representa nuevos retos humanitarios y legales. Ahora, los rápidos avances tecnológicos le están permitiendo a países con alta tecnología militar como Estados Unidos, China, Israel, Rusia y el Reino Unido que se pasen a sistemas que le darían plena autonomía de combate a las máquinas.

“Los robots asesinos no son máquinas con voluntad propia como “terminator”, pero son armas dirigidas por computadores que una vez se lanzan pueden identificar objetivos y atacarlos sin intervención humana”, dice el profesional en robótica Noel Sharkey, miembro del Comité Internacional para el control de las armas-robot. “Usar estas máquinas contra un enemigo que se adapta, bajo circunstancias que no se pueden anticipar y en un ambiente que no es estructurado sería un grave error militar. Las computadoras pueden ser hackeadas,  pueden quedarse atascadas, o pueden simplemente se dirigidas de forma equivocada por seres humanos.

La campaña para prohibir los robots asesinos  busca coordinar la respuesta de la sociedad civil a los retos múltiples que las armas totalmente autónomas le traen a la humanidad.

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