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“Permítanme expresar mi solidaridad de una manera particular y mi amor a todas las víctimas de minas antipersonal. Ellos llevan en sus cuerpos y en sus vidas, los signos de un arma inhumana, irresponsable, y de cobardes”.

Así lo manifestó el Papa Francisco a través de un mensaje enviado a la Tercera Conferencia de Revisión del Tratado para la Prohibición de las Minas Antipersonal, evento que se celebró del 23 al 27 de junio en Maputo, Mozambique. “Sus heridas – las de las víctimas de minas antipersonal – nos recuerdan que el uso de armas en general, representa una derrota para todos”, subrayó el Sumo Pontífice.

La Tercera Conferencia representa para el Papa Francisco una oportunidad significativa para abordar la problemética originada por el uso de minas a nivel global y es un instrumento internacional que ayuda a proyectar el futuro, pues aún existirían grandes retor por enfrentar. “Es una ocasión para renovar nuestro compromiso y tomar decisiones para cambiar el presente de muchas familias, de las comunidades, las regiones y de los países que siguen viviendo bajo el temor de las minas, en la inseguridad y la pobreza”, insistió el Papa.

Las minas antipersonal prolonga la guerra y alimentan el miedo, incluso después del fin de los conflictos, según Francisco. Estas añaden al fracaso humano, un sentimiento de miedo que prevalece en el estilo de vida. Ese sentimiento, además, destruye no solo a la persona que sufre, sino también a aquellos que utilizan estas armas.“Todas las personas, ya sean víctimas directas o indirectas de las minas, están ahí para recordarnos este fracaso humano y el vacío que es la consecuencia”, recalcó el Pontífice en su mensaje.

Los Tratados que promueven la prohibición de minas antipersonal y municiones en racimo no solo representan marcos legales, también un reto para aquellos que buscan preservar y consolidar la paz, en particular, para proteger a los débiles, explicó el Papa al tiempo que instó para que que destierren las minas “que no tienen razón de ser en una sociedad humana” y, en cambio, se destine el dinero invertido hasta hora en su fabricación, en aspectos que contribuyan al beneficio del hombre como la educación, la salud, la preservación del planeta, la construcción de sociedades más cohesionadas y fraternas, etc.

El Pontífice instó a todos los relacionados con el Tratado a perseverar en su cumplimiento total y urgió a todos los Estados a integrarlo, para que no hayan más víctimas de estos artefactos y ningún niño tenga que vivir bajo el miedo.

“¿Cuál es el significado de la paz, la seguridad y la estabilidad, si nuestras sociedades, nuestras comunidades y nuestras familias viven en el miedo y el odio constante?”, se preguntó el Papa, para quien el Tratado de Prohibición debe ser un modelo que sirva de inspiración para otros procesos, en particular para la condenación de las armas nucleares, y otro tipo de armas que no derían existir.

Fuente: Comunicado remitido por el Cardenal, Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, a la Tercera Conferencia de Revisión del Tratado para la Prohibición de las Minas Antipersonal.

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