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Los líderes de varias asociaciones de sobrevivientes de nueve departamentos del país se reunieron en la capital el 5 y 6 de agosto para analizar los avances y obstáculos que debe enfrentar este colectivo a nivel regional con el objetivo de fortalecer su voz como grupo y construir una plataforma eficaz en defensa de sus derechos.

En un encuentro financiado por ICBL-CMC Survivors Network y organizado por la Red Nacional de Sobrevivientes de MAP, MUSE y AEI y víctimas con discapacidad, líderes de los departamentos de Norte de Santander, Arauca, Santander, Bogotá D.C.-Cundinamarca, Meta, Antioquia, Huila, Caquetá y Cauca compartieron experiencias y recibieron capacitación sobre la formulación y desarrollo de proyectos enfocados a fortalecer sus respectivas asociaciones, de acuerdo con las necesidades específicas de cada región.

“Uno de los objetivos que tenemos es unificar criterios para el accionar de este año y socializar una estrategia de comunicación entre los miembros de la red que permita visibilizar el trabajo que venimos realizando las asociaciones desde las regiones”, explicó Reinel Barbosa, coordinador de la Red Nacional y director de la Asociación Distrital de Sobrevivientes de Minas Antipersonal y Municiones sin Explotar (ADISMAM).

“Lo más complejo, según los informes que se están presentando, es el acceso a la salud, las posibilidades de generar ingresos y el acceso a la vivienda.  Estos son temas muy sensibles identificados desde la región y es en ellos que nos vamos a enfocar”, agregó.

Mediante talleres y presentaciones dirigidas, los sobrevivientes expusieron sus preocupaciones y debatieron cómo aplicar distintos métodos para poder incidir en la realidad política de sus departamentos y lograr una mayor visibilización, conscientes de que su problemática pasa muy desapercibida entre las víctimas, debido al alto número de desplazados y afectados por la violencia.

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“Estamos como cuando un hormiguero es grande y hay uno pequeñito. Nosotros estamos sacando la cabeza y mientras nosotros vamos sacando la cabeza ellos van subiendo más y más el hormiguero, cada día hay más desplazados”, expresó Jair Montaño, sobreviviente del departamento del Huila.

Acompañados por la Unidad de Víctimas, la Defensoría del Pueblo y la Campaña Colombiana Contra Minas, el trabajo se dirigirá a partir de ahora a realizar encuentros regionales en cada uno de los departamentos, enfocados a desarrollar una agenda propia.

“Lo que queremos hacer es empezar a identificar con las asociaciones cuáles son las falencias para poder fortalecer la asociación y tener la capacidad de proponer proyectos propios.  Para ello, se pondrá en marcha una plan para identificar con los miembros de las asociaciones en qué punto se encuentran y cuál será el plan de formación a seguir”, concluyó Barbosa.

Y es que detrás de estas asociaciones se esconden realidades tan diversas como cada uno de los territorios que habitan. Estas son algunas de sus historias:

Luzdary Pineda. Vista Hermosa, Meta

“Hay veces en las que nos quedamos siendo víctimas; yo trate de no quedarme ahí, en el ser, y avancé”

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Si alguien llega a Vista Hermosa (Meta) para conocer un poco más sobre las minas antipersonal y sus efectos, los lugareños y autoridades locales lo dirigirán a una sola mujer, Luzdary Pineda. Con la pérdida de gran parte de la audición e infinitas pruebas médicas por daños internos, esta sobreviviente no puede evitar sonreír cuando explica cómo sin recursos (“ni un computador!”) ha tenido que recorrer el municipio  de punta a punta recopilando información y acompañando a las víctimas.

Consciente de que vive en uno de los municipios más afectados del país, su agenda diaria está llena de reuniones y encuentros, actividades que, aun así, siente que no son suficientes para ayudar a las víctimas y sus familias ante la falta de recursos gubernamentales.Ha recibido ya dos reconocimientos por parte de la Alcaldía de Vista Hermosa por su labor de logística, pero no dispone ni de un peso para poder hacer una fotocopia a un sobrevivinete.

“A veces se siente uno cansado”, reconoce minutos antes de retomar su explicación sobre las próximas reuniones y actividades para ayudar a las víctimas a seguir adelante.

Jair Montaño. Rivera, Huila

“No estamos diciendo que nos regalen todo, tenemos unos derechos y hay que hacerlos valer para poder continuar con nuestro proyecto de vida”

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Ahí se acabó mi ilusión”, recuerda; hasta que un día lo llamó el presidente de la asociación de sobrevivientes del Huila para pedirle su apoyo.

“No solamente yo puedo estar mal, sino que otras personas también pueden estarlo”, manifiesta; una máxima que desde entonces lo acompaña para seguir trabajando. Pese a la falta de apoyo nacional y local que denuncian la mayoría de sobrevivientes y a las dificultades económicas para hacer encuentros departamentales que permitan coordinar un trabajo conjunto, Montaño explica que están tratando de iniciar un proyecto productivo que los ayude a lograr una fuente de ingresos estable.

“Me gusta venir  a las reuniones para poder aprender a hacer proyectos y jalar plata para todas las víctimas del departamento del Huila; y eso es lo que queremos, porque hay personas que no tienen los recursos para poder vivir una vida alegre. Es muy triste ser una víctima del conflicto armado y que el Estado no le dé a uno ni una prótesis”, agrega.

Harold Wilson Muñoz. Florencia, Caquetá

“Unidos hacemos fuerza y logramos una incidencia mayor en las autoridades locales, departamentales y nacionales”

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Harold Wilson Muñoz hace años que sabe lo que es tener que sacar a su familia adelante, con el hándicap de hacerlo siendo víctima de mina antipersonal.

“Ha supuesto mucho sacrificio y voluntad. La vida le cambia a uno (…).Uno de los problemas más graves de los sobrevivientes de minas es la cuestión de la inclusión laboral porque el afectado tiene una familia que debe sacar adelante”, explica Muñoz.

Consciente de que solos no pueden, Harold lucha por fortalecer las capacidades asociativas de los sobrevivientes en Caquetá y valora enormemente estos encuentros.

“Es muy satisfactorio para adquirir más conocimiento, compartir con líderes de Medellín, Arauca, Neiva y recoger información que no sabía, derechos para reclamar, y es muy importante”, concluye.

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