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Este es el emotivo relato de una maestra rural del municipio de Anorí (Antioquia), quien participó en los talleres de Educación en el Riesgo de Minas,  una herramienta imprescindible para sobrevivir en zonas de conflicto.

Ubicado en el noreste antioqueño, el municipio de Anorí cuenta con 52 veredas cuya economía está basada en la producción de panela a partir de la caña de azúcar, la producción de café y la ganadería. Pero en el marco del conflicto armado interno que se desarrolla en Colombia desde hace más de medio siglo, este pequeño territorio se ha convertido en un fortín de los grupos guerrilleros y bandas de exparamilitares, con presencia de cultivos ilícitos y minería ilegal.

En ese contexto y con una economía esencialmente rural, el impacto de las minas antipersonal ha sido un condicionante para el desarrollo y progreso de las comunidades, en un municipio en el que, de 1990 a 2014, 158 personas entre civiles e integrantes de la Fuerza Pública han sido víctimas de este arma indiscriminada, de los cuales 29 perdieron la vida, según la gubernamental Dirección para la Acción Integral Contra Minas Antipersonal (DAICMA).

Anorí encabeza así la lista de frecuencia anual de eventos en el departamento de Antioquia, con 435 en total.

Es por ello que, en medio de la zozobra, la Educación en el Riesgo de Minas (ERM) se ha convertido en una herramienta imprescindible para los pobladores, quienes a través del aprendizaje de comportamientos seguros logran reducir el número de accidentes.

Desde el año 2014, se adelantan en el municipio talleres de Educación en el Riesgo de Minas,  en el marco del proyecto “Educación Para Disminuir El Riesgo De Accidentes Y Acompañamiento A Victimas Por Minas Antipersonal, Munición Sin Explotar Y Artefactos Explosivos Improvisados” en Los Departamentos De Antioquia, Córdoba, Chocó Y Tolima. Este proyecto es  implementado por la Corporación Paz y Democracia (aliada de la Campaña Colombiana Contra Minas), con recursos financieros y asistencia técnica de Unicef. Los talleres son dictados por los voluntarios y voluntarias capacitados en el proyecto y dirigidos a niños, niñas, adolescentes y  comunidades en zonas de riesgo.

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Talleres de ERM en la Institución Educativa Rural del corregimiento de Liberia. Foto Corporación Paz y Democracia

Este testimonio es el de María Ildefonsa García, directora de la Institución Educativa Rural Amanda Posada, quien explica cómo estas enseñanzas han cambiado la vida de la comunidad y han logrado reducir el miedo a pisar la tierra que los vio nacer.

HOLA:

UNICEF

SOMOS LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA RURAL AMANDA POSADA, DEL CORREGIMIENTO DE LIBERIA,  MUNICIPIO DE ANORÍ. Somos una instrucción que cuenta con 288 estudiantes de los grados preescolar a once, sus edades oscilan  de 5  a 20 años de edad. A nuestra institución llegó el proyecto YO ME CUIDO Y CUIDO A LOS DEMÁS, en cabezada por nuestra directora MARIA IDELFONSA GARCIA MURILLO. Ella se dio a la tarea de capacitar a 12  profesores, los cuales integramos esta hermosa institución, nosotros a su vez tomamos la tarea como de vital importancia ya que es un  tema que ha golpeado a muchos inocentes  de nuestro corregimiento y veredas aledañas.  Nosotros como líderes formadores  y que nos gusta llevar conocimiento a todos los que nos rodean, capacitamos a padres  de familia, a la junta de acción comunal, a los del CDI, el grupo de mujeres y estudiantes  de todos los grados.

Al poco tiempo de hacer estas capacitaciones las personas de nuestro alrededor empezaron a tener comportamientos seguros tales como les describo a continuación.

Las personas de la vereda ya no van y se asoman a las torres cuando se va la energía, sino que esperan a que llegue el personal autorizado para dicha inspección.

Los niños cuando salen de caminata pedagógica solo van por los caminos y evitan tomar atajos.

Cierto día iban los del grado segundo de paseo y un niño vio un paquete y  lo iba a coger los otros lo regañaron porque le dijeron en coro: “si no lo botó no lo recoja y recuerde que es lo que dice nuestra profesora”.

La profesora LLILY salió con los alumnos de los grados once a hacer deporte, desde la carretera vieron un árbol de guamas e iban a ir a coger, pero la alumna MODESTA RAMOS, les recordó que no era seguro arrimar porque  era un lugar muy propicio para los artefactos explosivos.: “Recuerden los árboles frutales es un buen lugar para encontrar MAP”.

La profesora MADELEINE  fue de paseo con su esposo y en el camino le dio ganas de hacer una necesidad. El esposo le recomendó una casa abandonada y ella cuando la miro recordó lo que le habían transmitido con el proyecto YO ME  CUIDO Y CUIDO A LOS DEMÁS, y mejor esperó a encontrar una casa y pedir el favor.

En realidad estas son las historias más significativas de nuestro proyecto aún no nos alcanzamos a imaginar la magnitud y grandeza de nuestra labor  y de cuántas vidas somos responsables de salvar, pero esta es nuestra ardua labor  la cual asumimos con mucho amor y responsabilidad,

Porque seguiremos sembrando y creando una conciencia reflexiva y unos comportamientos seguros en toda la población.

MARIA IDELFONSA GARCIA MURILLO

DIRECTORA

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Talleres de ERM en la Institución Educativa Rural del corregimiento de Liberia. Foto Corporación Paz y Democracia

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